• DATOS DE INTERÉS

    INVITADO:
    Oscar Grandío Moráguez

    ANFITRIONA:
    Juliana Rabelo


    Sinopsis:

    El término totalitarismo no ha sido aceptado por una buena parte de la academia y de las personas, en general, cuando se refiere al régimen cubano post ’59; sin embargo, a pesar de las diversas variaciones, aristas teóricas y construcción analítica por cientistas sociales del mismo fenómeno, se puede registrar al régimen cubano posterior a 1959 como un régimen totalitario clásico.

    Ejemplos de definiciones que se ajustan al caso cubano: todo está dentro del Estado y fuera del Estado no hay nada legal o espiritual (Mussolini); el terror es un elemento definitorio del Estado combinado con un alto apoyo popular (Arendt); un régimen totalitario tiene 6 características definitorias: 1. un partido de masas único basado en 2. una ideología única que ejerce 3. el monopolio absoluto de la fuerza y 4. el control de la información, 5. control central de la economía y 6. perpetúa su poder mediante el uso de una policía secreta todopoderosa (Friedrich y Brzenski); unidad y dominación del grupo caracterizado como totalitario que presupone una creencia absoluta en la misión de este grupo definida en una perspectiva política cuasi religiosa, lo que significa que se materialicen la necesidad de dominación de un partido único que excluye, en lo social y en lo politico, la posibilidad de circulación de grupos diferentes a los que detentan el poder (Waldemar Gurian); régimen que definen una ideología exclusiva, autónoma y, más o menos, intelectualemente elaborada con la que un grupo en el poder y un líder gobernante y un partido de corte único que le sirve como soporte, la utilizan y le sirve como base para sus políticas y maniobras de legitimización proporcionando una utopía que es inalcanzable y para ello alientan, exigen y canalizan la mobilización ciudadana a través de una red vasta de organizaciones obligatorias dirigidas por un partido único y que menosprecian la vida privada (Juan José Linz).

    Para esto las élites totalitarias cubanas han construido narrativas divorciadas de la realidad y sobre ellas construyen el control totalitario antimeritocrático y anticompetitivo con una fe ciega en su propia capacidad para gobernar. La pérdida de legitimidad, el hecho de que las élites solo se mantengan el poder por represión y terror, el agotamiento del regimen de todos los recursos de cooptación, la pérdida de un liderazgo carismático, la imposibilidad de monopolizar los canales de comunicación con la población, la existecia de un amplio sector artístico, intellectual, popular disidente que funciona para que la población cubana deje de vivir en lo que Havel denominó vivir en la mentira son condiciones que anuncian un proceso de destotalitarización. El salto a vivir en la verdad y su expresión pública revela la posibilidad de una vida diferente.

    ¿Cómo ejercer las disidensias de una manera eficiente para combatir el autoritarismo? Todos tienen la misma capacidad para cambiar el sistema, no es cuestión de unos pocos iluminados. Cuba es totalitaria, pero los cubanos ya estamos ejerciendo nuestras oportunidades polítcas dentro fuera de Cuba.

    Biografía:

    Oscar Grandío Moráguez, es historiador, con una Licenciatura en Relaciones Políticas Internacionales por el ISRI (Cuba), con estudios de Maestría en Estudios de Asia y África en El Colegio de México, y de Doctorado en Historia en York University (Canadá). Ha impartido la docencia en universidades de Canadá, Estados Unidos y México. Es columnista de Hypermedia Magazine sobre dictadura, transición democrática, y racismo en Cuba









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    Élites totalitarias cubanas vs. vivir en la verdad.

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